jueves, 22 de noviembre de 2007

La psicosis de los cortes de luz se instala en España

.Á.Patiño

El frío, los cortocircuitos, el poco viento unos días y los vendavales otros, ponen a prueba el sistema eléctrico, cuya debilidad se demostró con el apagón de Barcelona.

Ayer, un apagón dejó sin luz a la localidad pacense de Jerez de los Caballeros (Badajoz), durante tres horas. El corte afectó a la mayor parte de los hogares y las empresas de la ciudad, y tuvo su origen en un cortocircuito producido en el Polígono Industrial de la zona provocado por el mal tiempo. Más suerte tuvieron los madrileños el pasado día 25 de agosto. Era sábado y el consumo eléctrico era reducido.

Si no, posiblemente muchos se hubieran quedado sin luz ese día, en el que un vendaval derribó una torreta de alta tensión en la línea de Almaraz-Villaviciosa de Odón. El cable fue arrastrando otros postes, hasta una veintena. “Debido al bajo consumo en ese día, un sábado, la electricidad se pudo reconducir a través de otras líneas. Es inimaginable pensar qué hubiera pasado si hubiera sido un lunes”, explican en una compañía eléctrica.

El lunes pasado, la elevada demanda eléctrica por la repentina caída de las temperaturas y la indisponibilidad de algunas centrales, obligó a Red Eléctrica de España (REE), gestor técnico del sistema, a cortar el suministro durante tres horas a todos los clientes industriales con tarifas de interrumpibilidad. Estos usuarios son los que consiguen precios más baratos, a cambio de que se les corte el suministro siempre que se necesite para atender otras puntos de la red.

Se vieron afectadas unas 200 empresas, con un consumo de unos 3.000 megavatios (MW). Aunque estos clientes saben a lo que se exponen, el corte que sufrieron, aparte de por su tamaño (esto no ocurría desde marzo de 2005), destaca por su enorme impacto en las circunstancias actuales.

Desde el pasado verano, cuando un apagón dejó sin luz a más de 300.000 clientes en Barcelona durante tres días, se cuestiona hasta qué punto está bien dimensionada la red de la luz en España, tanto en lo que afecta a las grandes líneas de transporte, como las líneas de baja y media tensión (distribución) e, incluso, las centrales de generación (¿están donde deberían estar?).

En un día normal, la red funciona. No cabe duda. Pero el problema del suministro eléctrico es que tiene que funcionar incluso en las condiciones más adversas, por muchos factores en contra que confluyan. La suspensión del suministro el pasado lunes obedeció a una conjunción de causas, típicas del sistema eléctrico, donde suele cumplirse la ley de Murphy, algo que va mal, siempre puede ir peor. El lunes, la demanda eléctrica se encontraba en niveles máximos por las bajas temperaturas.

Suele ocurrir en los momentos de fuerte anticiclón (calor), o fuerte borrasca (frío), que en la parte central hay menos viento. Es decir, justo cuando más potencia se necesita, la producción eólica rinde menos. Para colmo, el lunes los grupos nucleares de Ascó I y Almaraz II estaban parados por razones técnicas y varias centrales térmicas e hidroeléctricas no pudieron entrar en funcionamiento por diversas causas. Francia, que también sufría la ola de frío, y Portugal no pudieron aportar electricidad al sistema español a través de las interconexiones.

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